Simbolismo del Sable Japonés


El sable japonés nos produce una mágica fascinación difícil de explicar con palabras: puede provocar atracción o rechazo, admiración o miedo… más nunca indiferencia. Pero para conocer la magia que encierra, antes tendremos que conocer el alma del guerrero samurai.
1. EL GUERRERO SAMURAI.
Los samurai (o bushi) constituían la casta militar del antiguo Japón feudal. Eran soldados al servicio del señor feudal o Daimyo (samurai significa “servir”, samurai es “aquel que sirve”). Su entrenamiento comenzaba desde la más tierna infancia y duraba toda su vida; le llevaba a estar preparado para hacer frente a cualquier situación y resultar victorioso cualesquiera que fuesen las condiciones. Pero no se trataba de aprender sólo a luchar, sino hacerlo siguiendo unas “reglas de combate”, donde el adversario era tratado con respeto de un modo caballeresco. Todo estaba reglamentado por su código de caballería: el Bushido. El código del Bushido gobernaba el comportamiento del samurai y el samurai gobernaba a su espada, por lo que la espada debía expresar los principios del Bushido.
2. ORÍGENES DEL SABLE.
- ORIGEN SAGRADO Y MITOLÓGICO: Sobre el nacimiento del sable, en la mitología shinto se cuenta que el padre de los dioses Izanagi-no-Mikoto, fue el primero en blandir un arma de hoja larga cargada de propiedades maravillosas. Susano-Wo (hijo de Izanagi) heredó la hoja de su padre y con ella se enfrentó y venció a una enorme serpiente de ocho cabezas y dentro de éste terrorífico animal encontró una nueva espada que bautizó con el nombre de Ama-no-murakumo-no-tsurugi (“Precioso sable celestial hecho de nubes”) y con este sable realizó muchos prodigios en el mundo de los dioses.
- ORIGEN HISTÓRICO: Las primeras espadas que se utilizaron en Japón eran de origen chino. A finales de la era Nara (650-793 d.C.) los artesanos japoneses comenzaron a fabricar sus propias hojas a imitación de las chinas. Cuando la casta de los samuráis cristalizó como soldados profesionales, los estandartes de las espadas fueron finalmente establecidos y durante los periodos Kamakura y Muromachi (1.186 al 1.500 d.C.) se vivió la edad dorada de la manufactura de la espada en el país nipón. En nuestros días, los sables siguen siendo exactamente iguales a los que se forjaron en aquella época y nada ha variado, debido a que se logró fabricar un arma que todavía hoy sigue sin superarse. En el siglo XVI (periodo Ashikaga) las espadas se diferenciaron en tres clases:
La espada larga (Daito, Tachi o Katana). De más de 2 shaku (1 shaku = 30 cm.) La espada media (Wakizashi o Shôtô). De 1 a 2 shaku. La espada corta o daga (Tanto). De menos de 1 shaku.
3. LA CIENCIA ALQUIMICA DE LOS FORJADORES.
El ritual de la creación de un arma es un acto mágico. Confeccionar una espada de calidad, merecedora de que un samurai ligase su alma a ella, no era nada fácil. Para esta creación el forjador japonés se preparaba con tanta solemnidad como si ejecutase una ceremonia religiosa: ayunaba varios días, iba al templo y rezaba a los dioses, colgaba en la fragua paja bendita para alejar los malos espíritus y vestido ceremonialmente, después de invocar a los cinco elementos, se disponía a coger el martillo. Mientras templaba la espada, cantaba y recitaba mantrams para que el espíritu de la música entrase en el metal. El forjador daba así “vida” a la espada.
4. CEREMONIAL. CORTESÍA HACIA EL SABLE.
El ceremonial del sable es una reverencia que refleja la devoción y el respeto que los samurais tenían por sus armas. Las cuidaban y mimaban con celoso afán y el sable, símbolo de las castas guerreras, era el orgullo del samurai. Toda ritualización en torno al arma (desde no ser desenvainada vanamente, el contener la respiración por parte de quien la admira, su lugar en la casa del samurai, etc.) viene dada por el concepto shintoista de “arma con alma”.

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