Aikido para mejorar la calidad de vida

Una persona que practica aikido mejora la calidad de su vida en todos los sentidos. Con la constante práctica se van entendiendo y asimilando los principios de sus técnicas, basadas en movimientos centrados y circulares, mismos que están de acuerdo a las leyes del Universo. El cuerpo se vuelve más flexible y coordinado, los movimientos se hacen infinitamente sutiles y a la vez, sorprendentemente poderosos y espontáneos. Así también, al aprender a tranquilizar la mente, los pensamientos e ideas se vuelven más puros y claros y como algo indispensable para el desarrollo del ser humano, se aprende a vivir en armonía consigo mismo y con los semejantes. En pocas palabras quien practica aikido, aprende a vivir utilizando todo su ser (mente, cuerpo y espíritu), de una manera más positiva y sobre todo, mucho más creativa. Con la gran explosión demográfica del mundo en general, los que antes eran pequeños desacuerdos o discusiones entre los seres humanos o entre los diferentes países, en la actualidad se vuelven cada vez más peligrosos para toda la humanidad, cuando pueden ser apoyados por los grandes avances tecnológicos, desde una simple arma de fuego, hasta las computadoras, o las increíblemente destructivas armas nucleares y químicas. Esto, sin dejar de mencionar el gran sentido desarrollado por el hombre moderno, de creer que el éxito en la vida esta muy relacionado con el enriquecimiento económico o con el poder y se hace todo por conseguirlos, sin importar muchas veces el daño a nuestros semejantes, al planeta o a los diferentes seres de la naturaleza. En resumen, el ser humano es actualmente un ser que si no aprende a vivir en armonía con sus semejantes, respetando también a la naturaleza y rigiéndose bajo las leyes universales, es capaz de, al tratar de beneficiarse, conseguir sin darse cuenta lo contrario y causar incluso su propio exterminio. El aikido crea en cada uno de los lugares donde se practica, un microcosmos, donde además de trabajar con nuestro cuerpo y mente, y ayudarnos a mantener nuestro organismo en buenas condiciones, se adquiere, a través de la aplicación y recepción de sus diferentes técnicas, una gran sensibilidad hacia cualquier situación que amenace la armonía a nuestro alrededor. Al igual que en el Dojo, el practicante llega a captar fácilmente estas situaciones en la vida cotidiana y aplica lo aprendido por las enseñanzas del aikido. En cuanto surge cualquier conflicto o incluso antes de que éste nazca, no se enfrenta o discute con los demás y mucho menos llega al pleito, si no que es capaz de encontrar un camino más adecuado y dejando que fluyan las diferentes energías personales, las puede guiar, para conservar la armonía y resolver los desacuerdos sin desembocar en situaciones violentas. Todo lo anterior hace que nuestras capacidades positivas encuentren un gran impulso y controlemos realmente nuestra existencia, conduciéndola a través de una vida más plena llena de paz y bienestar.

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