El Elefante y la Alondra

El elefante y la alondra eran amigos. La alondra le señalaba al elefante los rincones mas sombreados de la selva, y el elefante protegía con su presencia nocturna el nido de la alondra de serpientes voraces y ardillas rapaces. Un día el elefante le dijo a la alondra que le tenía envidia por poder volar. ¡Cuánto le gustaría remontarse por los aires, ver la tierra desde las alturas, llegar a cualquier sitio en cualquier momento! Pero con su peso...¡Era imposible!

La alondra le dijo que era muy fácil. Se quitó con el pico una pluma de la cola y le dijo: 'Aprieta fuerte esta pluma en la boca, y agita rápidamente las orejas arriba y abajo'.

El elefante hizo lo que la alondra le dijo. Apretó con fuerza la pluma en la boca para que no se le fuese a caer y comenzó a agitar sus grandes orejas arriba y abajo con toda su energía. Poco a poco notó que se levantaba, despegaba, se sostenía en el aire y podía ir donde quisiera por los aires con toda facilidad. Vio la tierra desde las alturas, vio los animales y los hombres, cruzó por lo alto el río profundo que había marcado el limite de su territorio, exploro paisajes desconocidos, y volvió al fin, feliz y contento a aterrizar al sitio donde había dejado a la alondra.

'No sabes cuanto te agradezco esta pluma milagrosa', le dijo. Y se la guardó cuidadosamente detrás de la oreja para volver a usarla cuando quisiera volar otra vez.

La alondra le contesto:

-'Oh, esa pluma... La verdad es que no vale nada. Se me iba a caer de todos modos, y era inútil' Pero tenía que darte algo para que creyeras en ti, y se me ocurrió eso, tu hubieras podido volar de todos modos.

Todos los avatares y seres concientes de sus divinidad, nos repiten una y otra vez:

-'Podes dudar de todo lo que hayas escuchado, visto, vivido, incluso aquí; pero nunca dudes de vos mismo. Siempre confía en tu capacidad de crear y recrear tu vida a cada instante. Solo uno es el dueño de su historia, el jefe y protagonista de su realidad.'

Todos podemos volar, escapar de la medianía, de la chatura, de las vidas limitadas en las que nos estamos sumiendo por no reconocer nuestras capacidades, y convertirlas en cualidades.

Otra de sus frases que resuenan a diario, en mi mente:

'Cada uno tiene la cuota de divinidad que se atreve a aceptar. '

¿Nos estamos atreviendo a volar sobre nuestros limites, nuestras carencias, nuestros dogmas? ¿O seguimos atados a los viejos paradigmas que estancan nuestra vida?

Soñemos nuestra divinidad. Creámosla. Creémosla. Confiemos en nuestra infinita capacidad de crear las realidades más audaces y fascinantes que nuestro Ser permita.

No hay más límites que aquellos que nosotros mismos nos imponemos, ni más reglas que las que nosotros mismos nos hemos creado. Incluso los maestros que aparecen en nuestras vidas, son sublimes creaciones de nosotros mismos, para recordarnos, aquellas cuerdas, en las cuales no nos atrevemos aun a vibrar.

La Madre Teresa, sabios y santos, o la mismísima alondra del cuento siempre están allí como un espejo perfecto para que nuestra conciencia se refleje en ellos y comprenda más rápidamente su grandeza aun inexplorada por nosotros.


Fragmento del libro "El universo está en ti"

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