Entrevista

Extracto de una entrevista a un maestro de las artes marciales

P.--¿Pero por que el espíritu es lo más importante?
R. —Porque, a última hora, es él quien decide.
En las artes marciales japonesas, desde los tiempos antiguos, un solo gesto justo
provocaba la muerte. De aquí viene la lentitud, la concentración de los movimientos
antes del ataque, Un golpe, y se acabó: un muerto, algunas veces dos, si se daban los
golpes justos. Todo se juega en un instante. En este instante, el espíritu decide todo,
técnica y cuerpo lo siguen. En todos los deportes de hoy día existe un tiempo de espera.
En las artes marciales no hay tiempo de espera: si se le espera aunque solo sea un poco,
el espíritu debe estar sin cesar concentrado sobre la situación, dispuesto a atacar o
reaccionar. De aquí su importancia primordial.

P. —Pero ¿cómo elegir la técnica de ataque?
R.---No es cuestión de elegir. Ello debe hacerse inconscientemente,
automáticamente, naturalmente. El pensamiento no puede intervenir ya que si no, hay
tiempo de espera, por consiguiente fallo. La conciencia permanente, despierta de la
situación global es pues esencial para que surja el gesto justo: la conciencia selecciona
un golpe, técnica y cuerpo parten hacia delante. Y se acabó.

P---Por ejemplo en kendo. Hay un golpe llamado debana wasa: se trata de atacar
antes de que el adversario lo haga, de golpear antes de que él golpee. Por consiguiente,
en esta técnica del debana, la intuición es en efecto muy importante.

R.---¡La intuición es siempre esencial! Si el adversario os da un golpe inesperado,
debéis tener entonces la intuición de la parada, la conciencia de la huida. ¡Para salvaros
del golpe! Conciencia que provocará la reacción del cuerpo y de la técnica apropiada.
¡Pero si pensáis en ese momento: “Debo utilizar tal o cual técnica”, en el instante de
vuestro pensamiento, seréis tocado! La intuición desencadena el cuerpo y la técnica.
Cuerpo y conciencia se unen: se piensa con el cuerpo entero, se emplea totalmente en la
reacción.
Es por esto por lo que es difícil hacer categorías sobre la importancia o la jerarquía de
shin, el espíritu, wasa, la técnica, y tai, el cuerpo. Deben estar unidos, No separados. Es
su perfecta unión la que crea el acto justo. No su separación. La unidad total.
En las artes marciales japonesas, la Vía del sable, el kendo, ha sido considerada
siempre como el arte más noble de combate, ya que es la que mejor une estos tres
factores: conciencia-intuición, cuerpo y técnica.

P.---En el mundo, doce millones de personas practican el kendo, seis millones el
judo, cinco millones el kárate, un millón el aikido, y doscientas mil personas el tiro con arco, el kyudo...

R.---En todas estas artes marciales, la unidad entre el espíritu, el cuerpo y la técnica
es esencial.
Pensar y después golpear no es el gesto justo. Hay que atrapar suki, la ocasión, la
oportunidad. Esto es muy importante. El pensamiento no puede hacerlo. Solamente la
conciencia puede atrapar la oportunidad de la acción. El vació en el que hay que actuar.

P.--- El momento oportuno...
R.---La oportunidad para el acto. La ocasión de ataque. Aprovechar el defecto. Por
intuición, y este es un punto muy importante, hay que aprovechar el momento en el que,
en la inspiración, el adversario presenta un punto débil...

P.---¿La inspiración del adversario o la suya propia?
R.---La inspiración del adversario. Vosotros debéis expirar antes y durante el ataque.
En kárate, un golpe recibido durante la inspiración puede ser peligroso. Pero no durante
la expiración. Por consiguiente, hay que aprovechar la oportunidad cuando el adversario
inspira, ya que entonces, presenta un fallo un vacío.

P.---¿Por qué?
R.---Siempre hay una oportunidad en la inspiración porque el cuerpo se vuelve más
ligero, menos concentrado. La inspiración es una excelente oportunidad que el espíritu-
cuerpo debe saber aprovechar. Atacar durante la inspiración del adversario, cuando este
presenta un lado débil, un defecto en su defensa, en su actitud, he aquí un gran secreto.
La inspiración es un gran suki, una gran oportunidad. Un exceso de tensión también:
de esta manera, en un torneo, no se puede mantener la atención al mismo nivel de
intensidad. En un momento dado nuestra atención se debilita: entonces presentamos un
fallo, un suki, una ocasión, que el adversario debe saber aprovechar.
Pero esta cuestión de la oportunidad se encuentra en todos los combates, no-solo en
las artes marciales, sino también en las discusiones, en los negocios... No debéis mostrar
fallos: ni en las artes marciales ni en la vida cotidiana. ¡La vida es un combate! Hay que
permanecer concentrado. No descubráis vuestros puntos débiles, y por consiguiente
reducirlos por un entrenamiento continuo al dominio de sí. Toda la educación japonesa
tradicional se fundamenta sobre esta vigilancia: no manifestar los puntos débiles para
que otro no se aproveche de ello. El juego del torneo es descubrir los puntos débiles del
adversario: hasta ahí se llega con la voluntad, con la atención, con la concentración. Y
cuando la oportunidad se presenta, aprovecharla valientemente, sin pensar.
Y tanto en los torneos como en los combates de la vida cotidiana, el struggle for life,
la observación de los ojos es muy importante: ya que cuando los ojos del adversario se
mueven, sé turban, dudan, se debilitan, hay un suki, una oportunidad, un fallo. En todos
los momentos críticos de nuestra vida, no hay que manifestar los puntos débiles, si no es
el error, la derrota, el fracaso. Esta vigilancia no viene de una tensión excesiva del
cuerpo que se fatigaría rápidamente, sino de la atención de la conciencia. De aquí la
importancia de shin, el espíritu. El cuerpo manifiesta puntos débiles, la conciencia
puede corregir, canalizar, dirigir todo esto.

P.---El año pasado vi en Kyoto a dos maestros de kendo, de alrededor de ochenta
años, que se enfrentaban en torneo: durante cinco minutos se pusieron uno frente a
otro, sable en mano, punta contra punta, sin moverse, absolutamente sin moverse. Y al
cabo de cinco minutos, el arbitro declaró combate nulo, Kiki Wake.
R.--- Sí. Cuando alguien se mueve, muestra siempre sus puntos débiles. Allí donde
los jóvenes se hubieran batido vigorosamente en ataques y acciones más o menos
desordenadas, allí donde los hombres de edad madura hubieran hecho entrar en juego
toda la experiencia de su técnica, los dos maestros de artes marciales se contentaron
con un combate de espíritu, por y con los ojos. Si uno de los dos se hubiera movido, su
conciencia se habría movido también, y habría manifestado un fallo. El primero que se
hubiera debilitado habría perdido radicalmente ya que el otro reaccionaria rápidamente.

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