- La más grande de mis obras maestras, contestó.
-¿En qué consiste?, preguntaron.
- En un ser de cuatro pares de ojos y seis brazos.
Y sorprendidos, exclamaron:
- ¡Y para que le van ha servir cuatro pares de ojos!
- Un par de ojos, es para que pueda apreciar la belleza que le rodea, uno más para comprender cada acción que realicen mis hijos, el tercero para leer los pensamientos, las palabras no pronunciadas, con unos ojos, que puedan ver los corazones y ante los cuales, no pueda haber secretos, y, el último, para que pueda apreciar la presencia de Dios en la paz de un niño durmiendo. [Seguir leyendo]
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