Aikido un Arte Distinguido

Una de las claves esenciales del Aikido es su carácter de arte defensivo. Esta peculiaridad, a pesar de tener sus pros y sus contras, le da una dimensión diferenciadora. Lo esencial en la práctica de Aikido proviene de la capacidad de reciclar la fuerza agresora, no oponiéndose a ella, esta energía es reorganizada en base a un principio superior. La lucha por vencer es superada por un concepto más alto, la clave es armonizar. No me opongo, niego o sufro el ataque sino viéndolo desde una óptica mayor, lo recibo como una fuerza que al atacar pierde su centra, como un desorden dirigido que hay que reconducir, vaciándole primero de contenido para a continuación ocupando el centro, reconducirlo hacia su sublimación (Kokyunage) o a su virtual neutralización. En la práctica esto supone básicamente demostrar al atacante la futilidad de su acto (ataque), demostrándole evidentemente un control superior de la situación. Es posiblemente la cualidad superior de este arte, cualidad que produce el más alto nivel de exigencia en sus practicantes. Más allá de los matices, lo esencial lo podrán constatar através de las técnicas de este bellísimo arte.

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